El Mar de Aral está situado en Asia, entre Kazajistán y Uzbekistán. Es un lago o mar interior endorreico, es decir, una depresión del terreno donde se acumula el agua. Era, y digo era, el cuarto mar interior más grande del planeta.
En tan sólo unas décadas ha disminuido su superficie en un 80%, con lo que se le ha condenado a su desaparición.
¿Qué ha ocurrido?. La respuesta es simple, la agricultura industrial del algodón de la antigua URSS (actual Rusia) se lo ha cargado. Me explico. El gobierno de la antigua URSS decidió llevar a cabo, en los años 60, un trasvase de agua de los ríos que desembocaban en el Mar de Aral (el Amu Daria y el Syr Daria) para abastecer una zona, a 500 km., de regadío de algodón. De este modo, la URSS se autoabastecería de esta materia prima. Y bien que lo lograron.
Evolución del desastre
Eso sí, decidieron sacrificar el Mar de Aral y a sus gentes, que llevaban cientos de años viviendo del mar. Aún conociendo la difícil situación ecológica y socioeconómica de la zona decidieron aumentar la cantidad de agua trasvasada, al 90% de las aportaciones de los ríos. Con esto se confirmaba la defunción del mar.
Para acabar de redondear la situación, decidieron convertir la zona en un almacén de residuos biológicos, zona de pruebas armamentísticas y de proyectos industriales muy contaminantes.
Antes
Hoy
Con todo ello se llevó a cabo uno de los crímenes más salvajes contra el bienestar de la humanidad, la eliminación de lo que hemos heredado.
En este contexto podemos citar al jefe Sioux Toro Sentado, que dijo "la tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra". Pues eso.
Este es un ejemplo de cómo el gran desarrollo industrial y de consumo, nada sostenible, está destrozando el planeta, y por extensión, a sus habitantes. En la actualidad tenemos muchos ejemplos como este, como la aniquilación de las masas oceánicas del planeta o la aniquilación de las masas arbóreas del planeta. Así nos va.
Prometo que la próxima entrada será positiva. Igual que hay destrucción hay creación y esperanza. Y ese es el camino que tenemos que emprender. Lo mismo que la situación política actual en España, ante la mierda hay alternativa, otro mundo es posible. ¡¡Vamos a por él!!
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